Silvia y Cristina

¡¡Hola!! Soy Silvia, tengo 20 años y “Blas Méndez Ponce”, forma parte de mi desde hace más de la mitad de mi vida. Hace 13 años, cuando apenas tenía 7, fui diagnosticada de osteosarcoma, palabra fea donde las haya, y aquí entraron ellos, nuestra “funda”. Mientras estuve en la 7ª planta del hospital 12 de Octubre, conocía personas un “poquito” especiales para mí, que a día de hoy, muchas siguen conmigo. Puede que lo más importante para soportar los días malos, sea la compañía… la compañía de la familia, la compañía de los grandes amigos que hacemos y sin duda, la compañía de los voluntarios y de todas las personas que forman nuestra fundación.

Hola, me llamo Cristina, tengo 22 años, y cuando tenía sólo 8 años me diagnosticaron un Linfoma No Hodgkin. Estuve casi 3 años en tratamiento, con quimioterapia, autotransplante y radioterapia. Fue difícil aquella época tanto para mí como para mi familia, de hecho esa enfermedad ha dejado en mi varias secuelas, pero puedo vivir con ellas, sin problemas y viviendo al máximo día a día.

Cuando era pequeña, era una niña muy tímida y cerrada, y cuando me dijeron lo que tenía, casi no hablaba con nadie. Un día mi madre vio carteles en el Hospi, de una fundación que hacia viajes con niños para que se despejaran, y decidió apuntarme. Así, empezó mi historia con la Fundación. Una historia que aún continua, porque gracias a todas las personas que la forman, esos voluntarios que me sacaban una sonrisa siempre, por todos ellos, crecí feliz y luchando, y así vencí a mi enfermedad.

Nuestra amistad

Nos conocimos un día en el cole del hospital y hubo algo especial que nos hizo conectar. Cuando coincidimos las dos en la 7ª planta del hospital 12 de octubre, enseguida nos hicimos amigas y era difícil separarnos la una de la otra, siempre haciendo bromas y trastadas.

Si nos enterabamos de que la Fundación estaba organizando una actividad o excursión, se montaba fiesta nacional si era preciso. Ilusión, experiencias, diversión…

Volver a ver a los amigos, a nuestros queridos voluntarios, ¿Qué hubiese sido de nuestras largas estancias en el hospital sin la Funda? París, Algeciras, Cantabria, Tenerife, Port Aventura… Con solo 7 y 9 años, ya habíamos recorrido más mundo casi que nuestros padres…

Porque esas “escapadas” de la vida que vivíamos entonces, nos hacían olvidarnos de todo lo malo, divirtiéndonos como niñas que éramos, y sólo pensábamos en lo bien que nos lo pasábamos en las actividades que hacíamos con los voluntarios de la funda. No había tiempo para aburrirse estando con ellos.

Gracias a la Fundación los días malos, son menos malos. Y la vida nunca deja de ser bonita.

 En el presente

Ahora, 13 años después, seguimos en contacto con nuestra fundación, pero en este caso desde el otro lado, desde el voluntariado.

No queremos perder la ilusión que han compartido tantos años con nosotras, que es la misma que nosotras queremos dar a quien nos necesita…

Desde la Fundación nos apoyan, nos forman y nos ayudan para seguir con el voluntariado, y para hacerlo lo mejor posible, pues estos niños y niñas se merecen estar felices siempre. Ellos nos dan la experiencia, nos dan confianza, la certeza de que sí ayudamos, de que un niño hospitalizado lo primero que necesita es ser niño, y en estos casos, a veces se olvida…

Muchas gracias a todos, por habernos dado tanto, y por seguir haciéndolo